Te regalo mi cintura y mis labios para cuando quieras besar te regalo mi locura y las pocas neuronas que quedan ya. Mis zapatos desteñidos, el diario en el que escribo, te doy hasta mis suspiros pero no te vayas más. Porque eres tú mi sol, la fe con que vivo, la potencia de mi voz, los pies con que camino, eres tu amor mis ganas de reír, el adiós que no sabré decir porque nunca podré vivir sin ti.
Si algún día decidieras alejarte nuevamente de aquí, cerraría cada puerta para que nunca pudieras salir.

24 de marzo de 2011

Un día para recordar

Tras apagar las dos velas que iluminaban la deliciosa tarta, Naira pidió un deseo. Seguidamente, recibió sus correspondientes regalos, algo que le producía una terrible vergüenza. Involuntariamente, sus mejillas adoptaban un alegre color rojizo cuando se disponía a romper el envoltorio de los regalos y una tímida sonrisa asomaba por sus labios. Ya no era esa niña que jugaba a las muñecas por las tardes o que iba con sus amigas a jugar al escondite o al pilla-pilla. Era toda una mujer, a pesar de que a veces saliera a la luz esa "niña" que llevaba dentro. En el fondo, ese espíritu de niñez siempre permanece en nosotros y sale de vez en cuando, como el pájaro del cuco, que canta y se esconde de nuevo en su hogar. Naira había sido una niña alegre, aunque bastante nerviosa y tímida. De pequeña, llevaba un "kiki" que recogía parte de sus rizitos morenos y unas gafas rosas de pasta, que daban un aire gracioso y dulce a su rostro. Siempre le había encantado pintar, se pasaba horas y horas en su pupitre rojo que tanto le gustaba y donde guardaba toda su colección de dibujos, en cuya mayoría estaba dibujada su madre,(que adoraba con locura y consideraba la reina del mundo mundial).
Esa época tan feliz y efímera ya no era más que un mero recuerdo, un recuerdo que viajaba por la mente de Naira en el momento de soplar las velas. Ella sabía que ya no había vuelta atrás en el tiempo, y que a partir de ese momento tenía que enfrentarse a la vida real, no al mundo de sueños y fantasía de la infancia.
Aquel 19 era un día especial, un día que marcaba el inicio de una nueva etapa en su vida.

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