Te regalo mi cintura y mis labios para cuando quieras besar te regalo mi locura y las pocas neuronas que quedan ya. Mis zapatos desteñidos, el diario en el que escribo, te doy hasta mis suspiros pero no te vayas más. Porque eres tú mi sol, la fe con que vivo, la potencia de mi voz, los pies con que camino, eres tu amor mis ganas de reír, el adiós que no sabré decir porque nunca podré vivir sin ti.
Si algún día decidieras alejarte nuevamente de aquí, cerraría cada puerta para que nunca pudieras salir.

24 de febrero de 2011

Sin prisa pero sin pausa

El sol sale perezoso por aquel horizonte, dibujando pequeñas franjas de colores imposibles, que crean un efecto mágico para los ojos que lo contemplan. Tras llenar todo los rincones de su luz cálida ,la gigante esfera se va escondiendo sigilosamente en su morada, dejando paso a la dama de la noche, que cubre con su fino resplandor los tejados y callejuelas. Entonces es la hora del silencio. La voz de un susurro puede oirse al final del túnel. Sólo debes saber oírla. Pasos firmes que se acercan. Todo depende de ti. Las cosas vuelven a su orden en menos de lo que te esperas. Debes saber que hacer. De pronto, los coches ya se observan cruzando de un lado para otro dirigiendose a su destino y , mientras tanto, los pájaros vuelan alegremente allá en la inmensa capa azul. Multitud de personas caminan por las calles de miles de lugares en el mundo y llevan en su maleta de viaje sus sueños, pensamientos, emociones, deseos, miedos y secretos. Ya lo ves. Todo se mueve, vuela, cambia, nace o muere, atendiendo inconscientemente a las reglas que dicta la pequeña esfera del tiempo.
Es la hora, las agujas del reloj marcan las diez de la mañana, no te anticipes, pero tampoco te descuides, pues ya van a ser casi las cinco de la tarde sin apenas darte cuenta. Déjalo todo en su sitio. Los bombones mételos en su correspondiente cajita dorada, las fotos de aquel maravilloso viaje guardalas en el pequeño baúl de madera junto con las cartas de aquellos amores efímeros y los libros de aventuras de la infancia, la camiseta verde cuelgala en el armario y no dejes los apuntes tirados sobre la mesa. Se te olvidaba que también tenias que ir a las clases de danza. Muchas cosas que hacer, todo desordenado y con matizes de lentitud. Házlo con mesura, tómatelo con calma, pero no tanto. Algunas son cosas insignificantes. A pesar de que tu no te muevas el mundo se mueve a tu alrededor. Tu no seas menos que el y muévete. Tampoco te pido que te muevas a su ritmo, pues dependiendo de que, unas veces va muy deprisa y otras muy despacio. Solo te aconsejo que no seas igual que el viento, que unas veces sopla y otras no. Se constante y muévete, y hazlo sin prisa, pero sin pausa.



El tiempo corre cada segundo, cada minuto, cada hora, concibiéndolo más o menos lento en ciertas situaciones. Pero tan sólo es un mero objeto que va marcando unos números. Unos números que no deben obsesionarte. No te dejes llevar por él. Vive la vida sin prisa, pero sin pausa.

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